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Análisis de la hoja de ruta de los sectores difusos a 2020 en el sector agroalimentario

 
El día 8 de octubre se celebró una sesión en el Conama Local 2015 dedicada al “Análisis de la Hoja de Ruta de los Sectores Difusos a 2020 en el sector agroalimentario”. En ella intervinieron Jordi Domingo de Fundación Global Nature, María José Alonso de la Oficina Española de Cambio Climático, Óscar Veroz de la Asociación Española de Agricultura de Conservación-Suelos Vivos y Alberto Lafarga del Instituto Navarro de Tecnología e Infraestructuras Agroalimentarias.
 
Esta sesión se enmarca en las actividades del Grupo de Trabajo sobre Mitigación y Adaptación en el Sector Agrario que empezó a conformarse en el seno del Conama 2012 y que se consolidó definitivamente en Conama 2014. Desde entonces, el Grupo de Trabajo, en el que han participado hasta la fecha algo más de 20 entidades de muy diverso perfil, ha trabajado en diversos cometidos (por ejemplo, la recopilación y análisis de medidas concretas de mitigación y adaptación en el sector).
 
En esta ocasión, el Grupo de Trabajo se centró en analizar las medidas incluidas en la Hoja de Ruta de los Sectores Difusos a 2020 de la Oficina Española de Cambio Climático. Durante 2 meses anteriores a la celebración de Conama Local, 6 entidades del grupo de trabajo analizaron las 9 medidas actualmente contempladas para el sector agroalimentario en la Hoja de Ruta, y concretamente desarrollaron los siguientes aspectos para cada una de las medidas: facilidad de implementación de la medida; oportunidades, limitaciones y barreras a superar; horizonte temporal de aplicación;  coste de implementación; agentes sociales necesarios y acciones necesarias para la correcta implementación (planificación estratégica, marco normativo y fiscal, etc.).
 
Todos los componentes del Grupo de Trabajo concluyeron que la puesta en marcha de la Hoja de Ruta es una prioridad para reducir las emisiones y para mejorar la competitividad del sector. No obstante,  también existe cierto consenso en que debe existir un mayor alineamiento entre las medidas de carácter energético de la Hoja de Ruta y las políticas nacionales en materia energética, que hasta la fecha son contradictorias y suponen un freno para su ejecución. También hubo un consenso mayoritario en señalar que será necesario que las cuestiones climáticas  se integren en los cauces existentes de formación y asesoramiento al sector, con el fin de que el sector las conozca y comprenda que las medidas climáticas son en definitiva buenas prácticas agrarias que se traducen en ahorros energéticos, mayor eficiencia y competitividad, etc. En este sentido, Alberto Lafarga (INTIA) expuso los avances que ha supuesto el proyecto LIFE SigAgroAsesor en el que se están introduciendo criterios de sostenibilidad agraria (incluyendo aspectos climáticos) en sistemas de asesoramiento a agricultores. También Óscar Veroz (AEAC-SV) explicó para el caso concreto de la siembra directa, cómo una medida con un elevado interés climático puede ser interesante para el agricultor desde el punto de vista económico y agronómico.
 
También se abrió un interesante debate con el público asistente al concluirse por parte del Grupo de Trabajo que la Política Agraria Comunitaria, y especialmente los Programas de Desarrollo Rural del segundo pilar, deberían ser más ambiciosos en el futuro para abordar estas prioridades, ya que suponen un instrumento perfecto que combina una gran escala y alcance trabajo, así como la disponibilidad de fondos para acometer otras prioridades detectadas como son las inversiones en programas pilotos, en formación o en equipamientos. María José Alonso (OECC) expuso asimismo la intención del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de trabajar en una Hoja de Ruta post-2020 con un alcance más ambicioso y posiblemente incluyendo nuevas medidas.