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El desafío de la gestión de residuos y su responsabilidad ante el cambio climático

 

La influencia de los residuos en el cambio climático

El documento de la Comisión Europea “Hacia una economía circular: un programa de cero residuos para Europa”, que actualmente se está revisando y que se espera se presente en diciembre de 2015, afirma con contundencia que:
 
La transición a una economía más circular exige la introducción de cambios en todas las cadenas de valor, desde el diseño de los productos hasta los nuevos modelos de gestión y de mercado, desde los nuevos modos de conversión de los residuos en un activo hasta las nuevas formas de comportamiento de los consumidores. Todo eso implica un cambio sistémico completo, así como innovación no sólo en las tecnologías, sino también en la organización, la sociedad, los métodos de financiación y las políticas.
 
Todo el documento está orientado hacia la mejora de la competitividad de la economía europea apostando, también, por una contribución decidida a favor del crecimiento sostenible como enuncia la introducción, “una economía circular para apoyar el crecimiento sostenible.

Podemos recoger del Parlamento Europeo dos considerandos de su informe de junio de 2015 sobre “el uso eficiente de los recursos: avanzar hacia una economía circular”:
 
Considerando que para la eficiencia en el uso de los recursos también deben tenerse en cuenta cuestiones de sostenibilidad más amplias, como las dimensiones medioambiental, ética, económica y social, y debe buscarse la coherencia con ellas;
 
Considerando que, según el programa de medio ambiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la eficacia medioambiental de los enfoques voluntarios a menudo es cuestionable, y su eficiencia económica es generalmente baja.
 
Podríamos concluir que son necesarios esfuerzos de gran calado buscando consensos amplios y aportando mucha imaginación, preparación, tecnología y fondos económicos suficientes para dar el vuelco que supone esa “transición a una economía más circular.”

Los residuos si bien son responsables del 4% de las emisiones del conjunto de los sectores difusos (residencial, transporte, agricultura, residuos, gases fluorados e industria no ETS)tienen fijados unos objetivos de reducción tan ambiciosos como los otros. En este sentido, la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) expuso la Hoja de Ruta para el sector residuos y los instrumentos de apoyo de financiación, para aquellos proyectos que permitan alcanzar dichas reducciones, en este caso los denominados proyectos CLIMA del Fondo de Carbono para una Economía Sostenible y PIMA Residuos (Plan de Impulso al Medio Ambiente)

Asimismo, se expusieron aplicaciones concretas de los proyectos por representantes del ayuntamiento de Málaga (Captación y aprovechamiento de metano), de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) (Desgasificación de una planta de residuos urbanos) y de Ferrovial Servicios (planta de Valorización de combustible sólido recuperado).

La clave: La gestión y el tratamiento de la fracción orgánica

La Hoja de Ruta en el sector residuos establece como objetivos intermedios para 2020:
 
1. que se haya reducido la generación per capita de los residuos,
2. que el reciclado y la reutilización sean opciones económicamente atractivas para los operadores,
3. que se hayan desarrollado mercados funcionales para las materias primas secundarias,
4. que esté garantizado el reciclado de alta calidad,
5. que la recuperación de energía se limite a los materiales no reciclables,
6. que se haya eliminado prácticamente el depósito de residuos en vertederos, y
7. que la legislación sobre residuos se aplique en su totalidad.

La Hoja de Ruta recoge los objetivos y los medios para trasformar la economía actual, basada en el uso intensivo de los recursos, en un nuevo modelo de crecimiento basado en el uso eficiente de los recursos. Con este planteamiento de Economía Circular el reciclaje o la valorización material de los residuos, juegan un papel primordial.

Centrándonos en la cuestión de los residuos procedentes de la fracción orgánica es indispensable contar con el documento “Guía para la implantación de la recogida separada y tratamiento de la Fracción orgánica”. MAGRAMA, 2013, en donde se expone con amplitud cómo afrontar la gestión de los biorresiduos y que enumera un total de 24 actuaciones cuya ejecución debería conducir a solucionar uno de los problemas más graves a que se enfrenta la gestión de los residuos urbanos.

El panel de expertos ofreció puntos de vista desde las administraciones, las empresas (públicas y privadas) de gestión de residuos  y desde las organizaciones de consumidores dando una visión amplia y enriquecedora del tema. Alguna de las ideas que se aportaron fueron las siguientes:
 
1. La economía circular ha venido para quedarse y la gestión, separada y de calidad, de los residuos orgánicos es indispensable si se quiere alcanzar los objetivos fijados por la UE.
2. Es imprescindible que el producto obtenido de la gestión de los residuos orgánicos sea de calidad y aplicable para solucionar los problemas de deterioro del sustrato vegetal.
3. El coste de vertido en España es tan bajo que no disuade de esta práctica. Tampoco los ciudadanos son conscientes del coste de la gestión de sus residuos y desconocen las tasas individuales que pagan.
4. Hay que aplicar sistemas de pago por generación, recogidas puerta a puerta y habilitar mayores presupuestos.
5.  Es indiferente que los servicios sean públicos o privados pero seguro que han de ser eficientes, la heterogeneidad de los modelos de gestión es propia de las circunstancias geográficas y de distribución poblacional y en Europa hay muestras suficientes de ello.
6. A los ciudadanos les preocupa cómo se gestionan los residuos que se generan, cuanto les cuesta y qué se les pide para que su aportación sea afectiva. Por ello piden transparencia, comunicación e información.
7. En apretada síntesis podríamos afirmar que la recogida selectiva de los residuos orgánicos es indispensable, la aplicación de instrumentos económicos necesaria, la información constante, la transparencia una exigencia, la voluntad política irrenunciable y la colaboración publico/privada imprescindible.

Residuos 2020: Política estatal y perspectiva en la futura política autonómica
 
La Directiva 2008/98/CE Marco de Residuos (en adelante DMR) obliga a los Estados Miembros a establecer como instrumento esencial para desarrollar las políticas de residuos, planes de gestión de residuos que den cobertura a todo el territorio geográfico del Estado Miembro.
 
La Ley 22/20, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, que transpone dicha Directiva obliga a la elaboración de planes de gestión al Estado y a las CCAA y permite a las EELL que desarrollen programas de gestión de residuos en el ámbito de sus competencias. No es suficiente la existencia de la ley.

El PEMAR define la estrategia general de la política de residuos, las orientaciones y la estructura a la que deberán ajustarse los planes autonómicos, así como los objetivos mínimos a cumplir de prevención, preparación para la reutilización, reciclado (50% de los residuos municipales y 70% de residuos de construcción en 2020), valorización y eliminación.

La Política de Cohesión, de la UE, para el Periodo 2014-2020, incluye como nueva condición para obtener la financiación de inversiones el cumplimiento de determinados requisitos previos (condicionalidad ex ante) al objeto de asegurar la eficiencia de las inversiones a las que se destinen dichos fondos. Entre las condiciones ex ante, establecidas para el sector de los residuos, se incluyen la existencia de planes de gestión de residuos de conformidad con lo establecido en el artículo 28 de la DMR, así como la adopción de las medidas necesarias para alcanzar los objetivos sobre reutilización, reciclado y valorización establecidos en el artículo 11 de la misma directiva.

La Agencia Europea del Medio Ambiente recuerda que:
Resulta evidente, no obstante, que la transformación de sistemas clave como el transporte, la energía, la vivienda y la alimentación es la piedra angular de toda acción correctiva de largo recorrido (....) Cabe destacar, por otra parte, la necesidad de rediseñar los mecanismos por los que se rigen estos sistemas de abastecimiento y que han creado situaciones de bloqueo insostenibles en los ámbitos financiero, fiscal, sanitario, legal y educativo”. (AEMA, 2015. El medio ambiente en Europa: Estado y perspectivas 2015 – Informe de síntesis. Agencia Europea de Medio Ambiente, Copenhague.)

Considerando todo lo anterior hemos de ser conscientes de que el esfuerzo exigido a las administraciones de los EELL y a los sectores económicos afectados es de una dimensión muy importante lo que suscita dudas sobre la capacidad de las entidades locales para afrontar los retos que se les exigirán.

¿Ayuda la situación de la economía en la actualidad a los esfuerzos que hay que realizar? Si el consumo se recupera probablemente también lo hará la cantidad de residuos pero si en paralelo no se recuperan los niveles de ingresos que reciben las administraciones locales, ¿cómo se afrontarán los mayores gastos de gestión? ¿Será posible romper el círculo vicioso de: a más desarrollo más residuos? ¿Estarán los ciudadanos dispuestos a realizar esfuerzos fiscales adicionales? ¿Podrán los estados elevar la presión fiscal?

La sesión de trabajo deja ideas y propuestas para la reflexión y para que se busquen soluciones:
 
1. Diagnóstico de cada flujo de residuos (inspección e información sobre la gestión de cada flujo)
2. Responsabilidad ampliada del productor (registro de la puesta en el mercado de los productos)
3. Restablecimiento de la tasa municipal de residuos diferenciada y fijando una cuantía mínima estatal
4. Información transparente y comunicación continuada
5. Incorporación al mercado de los productos derivados del tratamiento del residuo
6. Gestión profesional de las plantas de tratamiento y de los modelos de recogida
7. Transparencia de la gestión
8. Máxima visibilidad para los ciudadanos
9. Considerar con el mayor rigor la necesidad de obtener un producto de calidad derivado de los biorresiduos que sea utilizable en suelos pobres en materia orgánica
10. Hay quien considera que el modelo está agotado, que hemos suspendido el examen y que no hay alternativas.

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que las informaciones y los datos aportados junto con las opiniones vertidas por los componentes de las diferentes sesiones de trabajo han sido de mucho rigor, en lo primero, y de muy alto nivel de compromiso y honradez intelectual, en lo segundo. Ninguno de los participantes ha hurtado a los asistentes aquello que se esperaba de ellos y que se ha reclamado en todas las sesiones, datos fiables, información referida a cumplimientos y opiniones sobre lo que es exigible a los políticos, a los técnicos y a los ciudadanos. Me quedaría, en apretado resumen, con el llamamiento para emprender el cambio de paradigma económico (la economía circular ha venido para quedarse), la confirmación de que han de introducirse instrumentos económicos, especialmente fiscales, para mejorar la gestión de los residuos y que la voluntad política es un factor decisivo para impulsar los programas y alcanzar los objetivos.

“…Y como sin el concurso de las clases medias globales ninguna sostenibilidad planetaria es concebible, el ecomodernismo parece ofrecer la fórmula más realista: evitar la tentación naturalista, escuchar a la ciencia, respetar el dinamismo de las sociedades liberal-democráticas…Nunca hubo una Arcadia: no la busquemos”, (Manuel Arias Maldonado revista Claves, número 242, de septiembre/octubre de 2015).